lunes, 15 de octubre de 2012

ZORIONAK AITA ADRIAN

    Se han cumplido este año 2006, 50 años de su ordenación y de su primera misa, el domingo 8 de abril de 1956.
    Se celebraron las ceremonias en su pueblo natal, Navarniz, en la iglesia de Santa Maria. He dicho las ceremonias, porque su primera misa fue una misa a la que supo sacarle mucho partido, pues dio el hecho de que en la misma casó a la hermana mayor Basilisa con Lorenzo Erezuma, vecino de Gernika, y a su vez dio la primera comunión a sus dos hermanos menores +Tomas de 7 años y Vitorio de 6. Fue una celebración muy comentada y celebrada a la que acudió prácticamente la totalidad del pueblo.
    Recibió Aita Adrián muchas felicitaciones, en presencia de su amatxu Dª Nieves Etxebarria, viuda hacía ya 5 años, a la que se le veía muy emocionada, pues decía ser uno de los días mas felices de su vida.
    Es Aita Adrián el tercero de 11 hermanos, seis chicos y cinco chicas; de los chicos, cuatro franciscanos, hoy ya son tres, uno de ellos Aita Damián murió en Bermeo.
    Empleando simil marinero, arribó a Bermeo el 7 de octubre de 1957, (el año que viene 50 años) y su dedicación fue y es la pesca de almas, con dedicación total a enfermos y la asistencia de los últimos auxilios, o al bien morir de nuestros mayores y menos mayores. Es franciscano con una agenda muy ocupada, solicitado por innumerables parejas para su unión matrimonial, bautizos, bendición de barcos, pisos, coches… en fin que casi hay que hacer cola para que acceda a tus deseos.
    Fue así mismo, componente del orfeón, en la cuerda de tenores primeros, por cierto con voz notable.
    He dicho al principio que es de Navarniz, pero como ya hemos oído mas de una vez, se es de donde se hace, y él por derecho y decreto es bermeano.
    Es mi deseo y ceo que el de muchos, que lo sigas haciendo como hasta hoy, muchos años más.
                    Eskerrik asko Aita Adrián

50 ANIVERSARIO DEL ORFEÓN DE BERMEO

    También zorionak al orfeón

    Pues también ha cumplido 50 años este año 2006, que no son pocos, aunque nos da la impresión de que han pasado sin darnos cuenta.
    Surgió el orfeón actual, de la fusión de los coros de la Juventud Antoniana y de los de las Parroquias de Santa Maria y Santa Eufemia. Comenzaron las gestiones en el mes de marzo de 1956, y su primera actuación se da el 29 de junio, bien es verdad que tres meses parece espacio corto de tiempo, pero también es cierto que todos tenían experiencia musical, pues como ya he dicho los componentes pertenecían a los coros antes mencionados.
     No era la primera vez que Bermeo tenia su orfeón, en 1903 por iniciativa de Don Enrique Larrea, organista titular de Santa Eufemia (de quien se dice, fue autor de la melodía de la Magdalena) el 25 de Julio actuó por primera vez interpretando el “Boga-boga”, “Ori begi ederra”, “Aita batek” y el “Gernikako arbola”. Luego el 15 de agosto de 1926, el orfeón Lagun-Etxea, de la sociedad del mismo nombre a las 10 de la noche actuó en el quiosco de la Lamera, dirigido por Don José Antonio Erauzkin, interpretó, “Saludo a Bermeo”, “Maitasun atzekabea”, “Ya se murió el burro”, “San Juan de la portaletaña”, “Tonadas montañesas” e “Irutzito”; digo esto para darnos cuenta de que en nuestro pueblo ha habido inquietudes cultur-cantorales en diferentes épocas.
    El orfeón que nosotros conocemos, es el mas constante y de mayor duración (y que cumpla muchos más), con actuaciones en Euskadi, Península Ibérica, Islas Canarias e incluso en el extranjero. Así mismo, tienen varias grabaciones de diferentes tipos. Actuó el día de San Pedro de 1956 por primera vez, cantando en la iglesia de Santa Eufemia en la misa mayor, en honor de los arrantzales, interpretando “La misa de Perosi” a tres voces y el “Tu es Petrus”, en el ofertorio. Luego en el quisco de la Lamera, a medio día y con gran expectación, el “Agur jaunak” a modo de saludo y a continuación el “Poema Bermeo”, “La Sardana de San Rafael” y para terminar el “Gabiltzas Kales-Kale” con la actuación de la incomparable santxolari Regina.
    Toda la actuación fue muy del agrado del respetable público, el cual agradeció con su presencia masiva y continuos aplausos.
    Los componentes por cuerdas fueron:   
                                                                Sopranos
Edurne Altonaga
Gloria Diego
Arantza Garamendi
Maite Lejarcegi
Itziar Mallabiabarrena
Begoña Aurrekoetxea
+ Mari Asun Diaz
Ana Mari Apraiz
Miren Ruiz de Arbulo
Mari Angeles Bastarretxea
Mila Gangoiti
Maite Ormaza
Cristina Osa
Ana Mari Larrea
Maitane Zabala
Libe Mugika
                                                                 Contraltos
Maite Bilbao
Faustina Lejarcegi
Virginia Alvarez
Jaione Barandika
Maria Lourdes Etxebarria
Jesusa Gervasio
+ Isabel Zabalo
Asunción Bilbao
Josefina Rekalde
Jesusa Leniz
Jone Abaroa
Luci Gerrikagoitia
Arantza Ojinaga
+ Juanita Ansoleaga
Andone Gofinondo
Ester Bilbao Clara Leniz
Marivi Larrea
+ Balbina German
Itziar Portuondo
                                                              Tenores 1º
+ Jose Miguel Astorkiza
Pedro Atela
+ Luis Muruaga
Jose Munitiz
+ Jose Mari Soto
+ Benito Aurrekoetxea
+ Felix Gervasio
Fernando Gario
+ Victor Amparan
+ Ignacio Bilbao
Aita Andres Urberuaga
+ Javier Fondea
                                                               Barítonos
+ Ramon Muruaga
+ Gaizka San Pedro
Lucio Verdes
Benito Mugika
+ Fernando Jauregizar
+ Felix Laiuno
+ Javier Garai
+ Ruperto Ormaza
+ Jose Antonio Egiño
Gabriel Garcia
Aurelio Langa
Pedro Corrales
+ Jose Mari Etxebarria
+ Sabino Arana
Jose Ramón Arrien
Aita Patxi Agirre
Begoña Bustinza
+ Ines Renteria
Sorne Bilbao
                                                          Santzolari
Regina Araluce
                                                          Tenores 2º
Pedro Camacho
+ Javier Bilbao
+ Victor Abaroa
Imanol Urrutia
+ Juan Jose Barandika
Pedro Zulueta
Pedro Astorkiza
Ramon Laka
+ Juan Ispizua
Paco Gaubeka
Josu Iñaki Bilbao
Jose Santa Maria
                                                          Bajos
+ Amado Ormaza
+ Ciriaco Egia
Roberto Uriarte
+ Javier Velez
+ Pedro Larocea
Napol Etxebarria
Julian Beitia
Joseba Garate
+ Patxi Unda
Antón Ormaza
+ Jose Uriarte
+ Aita Jose Galarraga
                                                         Director
Aita Jon Zubieta

    Y para terminar, destacar la perseverancia de seis elementos, dos mujeres, Edurne Altónaga y Jone Abaroa y cuatro hombres, Pedro Camacho, Imanol Urrutia, Lucio Verdes y Julián Beitia, que son componentes del orfeón desde su inicio.
    Y por terminar, agradecer a todos la labor que han hecho y están haciendo en pro de Bermeo, y para que siga funcionando el deseo, de que nuevos jóvenes interpretes se animen y así siga funcionando otros 50 años.





1936 TEMPORAL EN EL CANTABRICO


    La noche del 14 al 15 de abril de 1936, se levantó la mar de forma impresionante, cogiendo a los barcos en alta mar dedicándose alas faenas de la pesca de la anchoa. A 10 millas de Castro Urdiales, sobre las 4 de la madrugada, en la zona conocida por “el Playón”, se encontraba el “Aiala Mendi” de Bermeo cuyo patrón, en vista del cariz que aquello iba tomando, decidió entrar en Castro a buscar refugio. A poco de poner rumbo a puerto, una gigantesca ola arrancó de cuajo la caseta y con ella al patrón Pantaleón Izadi de 64 años, y al mismo tiempo también a uno de los hombres, Esteban Bilbao de 35 años, yerno a su vez del patrón. El resto de la tripulación ante la situación creada decidió actuar, y con grandes esfuerzos y riesgo de sus vidas consiguieron rescatar al patrón, no sucedió lo mismo con el infortunado Esteban que se supone se enredó en la red, que también fue llevada por la mar, y con ella desapareció no pudiendo hacer nada por su vida. Esteban dejaba viuda y 4 hijos. Una vez mas, Bermeo, la Villa costera, fue castigada por el infortunio, siendo el hecho causa de hondo desconsuelo entre el vecindario.
    La carencia de condiciones y lugar del puerto de Bermeo hizo que algunas de las embarcaciones hubieran de quedarse fuera capeando el temporal, y de las que consiguieron entrar sufrieron averías y desperfectos de considerable cuantía: “Renteria” por valor 3.000.-pts; “Karmengo Ama” 2.000.-pts; “Olibet” 1.000.-pts; “Alkartasuna” 750.-pts; “Niño Jesús”, “Ludiko Atsegina”, “Zeruko argia”, “Vista alegre”, “Ongi etorriak”, “San Pablo” y varias mas por valor de 500.-pts.
    Destacar que ese año se pagó la anchoa de buen tamaño a seis reales la arroba, habiendo bajado bastante la cotización respecto a años anteriores.

GALERNA DE1936 -TRAGEDIA EN LA MAR-

         Provocada por la galerna que azotó el cantábrico la        noche del 7al 8 de julio de 1936

      Rumbo oeste las embarcaciones de nuestro puerto salieron a la pesca del bonito, se alejaban para este cometido sobre 80 a 100 millas de la costa. Entre los barcos estaba el “San Francisco de Asís” folio 1604, hacia pareja con el “Txatxarramendi”. En el  “San Francisco” la tripulación no iba al completo, Emilio Kortezubi de 64 años, a su vez socio de la embarcación, había quedado en la casa lesionado en un ojo, se dio la circunstancia de que este mismo, en el naufragio de la lancha “Ogoño” el año 1903, también se quedó en casa en parecidas circunstancias.
Ya en el lugar de pesca y completada la jornada con buena pesca, al anochecer vieron que el aspecto denotaba que el tiempo iba a empeorar y tomaron la decisión de poner rumbo a puerto. Por momentos vieron que las sacudidas del mar eran cada vez mas fuertes, era noche cerrada cuando una fuerte envestida del mar, acostó al “San Francisco”, la chimenea del barco besó agua recobrando lentamente la estabilidad. Con el golpe desaparecieron los cuatro hombres que estaban en cubierta, todos socios del barco. El brusco movimiento del barco hizo salir a cubierta al resto de la tripulación, dándose cuenta de que allí nadie estaba y encontrándose con que la embarcación estaba sin gobierno y prácticamente anegada, comenzaron rápidamente a achicar agua, llamando con gritos desesperados a los que nadie contestaba.
El mar se llevó al patrón, Amancio Ispizua de 53 años, casado, deja dos hijos y una hija; Salvador Urdaneta de 45 años, casado, deja cuatro hijos; Justo Latzaga de 31 años yerno del patrón deja dos hijos y Santiago Lartitegi de 22 años esperando casarse en breve. Se daba el hecho de que hacia dos años que en el naufragio del “Izaro” y el “Osasuna” Justo Latzaga perdió al padre y un hermano. El resto de la tripulación la componían Nicolas Oleada de 32 años, Alejandro Uriarte de 39, Julián Jiménez de 18, Juan Urdaneta de 17, hijo del desaparecido Salvador Urdaneta, el txo Pedro Uriarte de 14 y el maquinista Santiago Alboniga  de 42.
Cuando tumbó el barco hizo que el carbón que contenía la carbonera cayese sobre la maquina, ocasionando el paro de esta y el descontrol del barco, es cuando el “Txatxarramendi”, mediante arriesgadas y expuestas maniobras de acercamiento, consiguió que fueran saltando los hombres que quedaban de la tripulación del barco siniestrado. Acudió así mismo en auxilio del “San Francisco”, el “Santa Marina” donde estaba, entre los hombres de su tripulación, Iñaki Latzaga que ignoraba la suerte de su hermano Justo, desaparecido. Entre ambas embarcaciones intentaron a su vez remolcarlo, pero dándose cuenta del riesgo que esto suponía, decidieron dejarlo a la deriva, dándolo por perdido.
Paulino Zabaleta, atalayero del observatorio de Matxitxako, ignorando aun el resultado de catástrofe comentaba. Que le parecía raro que aquel día no ocurriría nada.                                 Hacia el medio día fueron entrando las embarcaciones, en primer lugar “La Fe”  que dijo haber venido custodiado por el “Itxarkundia” , del que no sabían nada pues había desaparecido, sabiéndose mas tarde que entro en Santander, sobre la una de la tarde apareció el “Gaztetxu” del patrón  Hilario Garro, con el timón roto. Mas tarde el “Atalde” de Hipólito Loirena, el “Eusko Etxea” de Anton  Santa Marina que entró a remolque del” Bermeotarra”; entró así mismo el “Karmengo Ama” con dos náufragos de un velero francés. Siguieron  entrando las embarcaciones, muchas de ellas averiadas, algunas de importancia, también en Bermeo cinco barcos de Santoña, diez de Ondarroa y dos de Orio, a ultima hora solo habían conseguido llegar  26 , que fue cuando empezaron a recibirse noticias de otros puertos. De Aspe diciendo que “Argiñena” y “Sor Teresita” allí habían entrado , “Carnaval”,  “Ama Mindua” y el”Daniel Ariztimuño” habían arribado a Santoña, con la mala  fortuna para este ultimo de  haber perdido a un hombre, al fogonero Eusebio Iruzkieta de 27 años , habiendo sido inútiles los esfuerzos de sus compañeros por salvarle.                            Fue duro este mes de julio de hace 70 años , fueron 33 las vidas que se llevo la mar, de Santoña 16, Candas 11, Bermeo 5, Ondarroa 1, Mauro Etxaburu, siendo también las perdidas materiales importantes en otros puertos.                    El día 15 de julio hubo noticias de que el Torpedero francés “Bodelay” localizó medio  hundido a 40 millas de Baiona  al vapor de esta  matricula, “San Francisco de Asís” y lo había remolcado hasta Sokoa. Fue a recogerlo una comisión compuesta por el presidente de la Cofradía y patrón a su vez del “Libertad”. Jesús Zabala, el maquinista Paulino Urkijo y un armador del San Francisco, así mismo una casa armadora de San Juan de Luz, se presto desinteresadamente a poner el barco en condiciones de salir a la mar, que lo hicieron a los pocos días. El sábado día 25, salieron de Sokoa y decidieron entrar en Donosita, por observar que algo en la maquina no iba bien, subsanada la anomalía, el domingo por la tarde salieron para Bermeo.
El “San Francisco” había sido botado a finales de marzo de 1932, habiendo sido el barco mas hermoso de los construidos hasta entonces.

1906 CONCURSO DE BANDAS DE MUSICA

    Se celebró los días 22 y 23 de Septiembre, en la Plaza de Toros de Indautxu en Bilbao, hoy desaparecida.
Concursaron nueve bandas, dos de categoría A, la de Eibar, director don Idelfonso Hirusta con 43 ejecutantes, y la de Barakaldo director don Pedro Alberdi con 39. En el grupo B la de Bermeo, director don José Franco con 35 ejecutantes, la de Zumaia, director don Leandro Zabala con 34; la de Zarauz, director don Jesús Gurrutxaga con 40 y la de Galdakano, director don Domingo Egileor con 34. En el grupo C, La flor de Elciego, director don Eloy Villaverde y 22 ejecutantes; La Artística Tudelana, director don Pablo Vallejo con 32; La Santa Cecilia de Briones, director don Manuel Bañuelos con 19 y la de Ortuella, director don Gerardo Butrón con 21.
Reunidas todas en la plaza nueva a las dos de la tarde partieron en formación guardando la distancia entre una y otra al son de marchas y pasacalles, hasta la Plaza de Toros siendo presenciado el desfile por innumerable público que no dejaba de aplaudir al paso de las bandas.
Ya las bandas en la plaza, en la que había al pie de nueve mil espectadores, no fue inconveniente el cobro de la entrada para que la plaza se llenara, los precios fueron 350 pesetas asiento de palco; 3 ptas. Primeros asientos de grada y 1’50 tendidos. Siendo el valor de las localidades de sol 1 pta menos.
Actuaron en primer lugar las del grupo C, tocando una pieza de libre elección y la obligada en este caso Marcha  “Etiopia” de E. Filippuci. A continuación las bandas del grupo B, tocando así mismo la pieza de libre elección, siendo la obligada la gran Marcha de la Opera “El Cid” de Massenet. Después de un breve descanso, pasaron a interpretar las piezas de libre elección y la obligada las bandas del grupo A, en este caso la Obertura Solemne de G. Pares.
Fuera de concurso la banda municipal de Bilbao, dirigida por el Sr. Sainz Basabe, ejecutó la obra “A Mi Patria” del maestro Bizet, al término de cada actuación fueron muy aplaudidas las bandas.
Finalizado el concurso, volvieron a salir, lo mismo que cuando entraron, tocando piezas de su repertorio, dirigiéndose hasta el ayuntamiento al ritmo de marchas y pasacalles. En tanto el jurado, compuesto por 22 miembros de los cuales, 17 eran técnicos en cuestiones musicales y 5 el alcalde y concejales, se quedaron deliberando.
Realizada la valoración se personó el jurado en el Ayuntamiento, para hacer público el resultado. Quedando clasificados por este orden:
Grupo A primer premio, Banda de Baracaldo, corona de Vermeill y 8.000 pesetas y segundo, Banda de Eibar, palma de Vermeill y 1.500 pts.
Grupo B primer premio, Banda de Galdakano, corona de Vermeill y 1.000 pts. Segundo, Banda de Bermeo, palma de Vermeill y 500.-pts. Tercero,  Zumaia, medalla de Vermeill y 250.-pts. Cuarto, Zarauz, medalla de Vermeill y 125.-pts.
Grupo C primer premio, Banda de Ortuella, palma de Vermeill y 750.-pts. Segundo, Banda Artística Tudelana, medalla de Vermeill y 400.-pts, y tercero Banda La Flor de Elciego, medalla de Vermeill y 200.-pts. Cuarto, Banda Santa Cecilia de Briones, medalla de Vermeill y 100.-pts.
Al término se vio que el público quedó satisfecho no dejando de aplaudir al despedir a las bandas.


UNA BERMEANA DE EMPUJE - Doña Juana Ibañez de Arsuaga


El 7 de junio de este año 2006, van a hacer 638 años de la fundación del “Monasterio de Monjas Dominicas” en Lekeitio. Seis siglos en la historia son un buen salto, y tratándose de nuestra villa marinera es como atrapar un buen ganso en la cucaña del tiempo.
Seis siglos hace que a una bermeana se le ocurrió fundar este convento. Simpática figura la de esta mujer.  No la conocemos. Se nos presenta ante nosotros rodeada de un halo de misterio. Doña Juana Ibáñez de Arsuaga era viuda cuando Dios la inspiró. Estuvo dudando mucho tiempo si fundar su monasterio en Bermeo o en Lekeitio. Al final, se decidió por Lekeitio.
Su marido pudo ser lekeitiano. Acaso pescador de ballenas o de bacalao. Hombre rico, que granjeó su fortuna arponeando cetáceos entre los témpanos de Terranova. Alto y recio con brazo temible para lanzar el venablo mortífero. De los que se enorgullecía Lekeitio cuando grabó como lema de su escudo aquello de “Reges debellavit horrenda catte suiecit, terra marique potens, Lekeitio” (Venció en guerra a los reyes, apreso ballenas tremendas, poderosa en mar y tierra, Lekeitio.)
Doña Juana Ibáñez de Arsuaga debió de ser una de estas clásicas bermeanas a quien no amilanan ni riesgos ni obstáculos. No le asustaron ni el señor de Bizkaia, ni el obispo de Calahorra, ni los regidores lekeitianos. Dios la llamaba a su servicio y a Dios le seguía terne que terne. Es como una de las mujeres fuertes de la Biblia, dotada con algo de ese impulso creador, que dos siglos más tarde, había de prodigar Teresa de Jesús por los caminos de España.
Lo cierto es que ella consiguió concretar su idea fundadora en  nuevo convento de monjas dominicas que perdura tras seis siglos de aventuras. Aventuras a lo divino, con sus retoques de honda, de entrañable humanidad, de las que se ha hecho cargo el dominico fray Jacinto María Garraztatzu para escribir un libro sobre la fundación lekeitiano que se titula “Seis siglos de aventuras”.
El padre Garraztatzu, bien conocido en  nuestros círculos religiosos, nos va contando, con evidente acierto y bien pertrechado de datos y noticias, buscados y encontrados en libros y archivos, toda la historia de las dominicas lekeitianas. Libro erudito y de estricto aparejo histórico, pero que se leerá con gusto por quienes gustan de estas emociones de nuestro pasado.
Que por lo que se ve y se cuenta forman verdadera legión, más nutrida de lo que aparenta.
Pero a nosotros lo que nos interesa ahora es destacar la figura de su fundadora, aquella Juana Ibáñez de Arsuaga, bermeana de empuje, que, en última instancia y por amor a su marido, fundó el monasterio en Lekeitio y no en Bermeo; figura vagarosa, como perdida en la bruma de nuestro Cantábrico, pero recia, atlética de alma, dadivosa de dineros, de praderías y robledales para sus monjas.
Y de una entereza de alma en los momentos culminantes de su fundación. Como cuando enfrentada al cabildo eclesiástico de Lekeitio, que en un principio se oponía a la fundación, aun contando Doña Juana con el consentimiento del señor de Bizkaia, del prelado de las diócesis y del municipio lekeitiano, pero faltándole la licencia del provincial de los Dominicos, y siendo el cabildo quien se lo echa en cara, ella contesta, tajante y firme: “Vendrá en breve. No se hará esperar.” Como así fue. Llegó la licencia de fundación, no solo del provincial, sino del mismo general de la Orden, fray Elias Tolosiano.

Bermeana de temple, dura para si misma, tierna para sus monjas, es la gran figura de nuestro retablo del Medioevo. Recién fundada Lekeitio, es su primera gran figura a lo divino. Luchadora y tesonera, fue a Dios con prisas de iluminada…


 

lunes, 1 de octubre de 2012

IÑIGO DE LOYOLA

Este año 2006 se conmemora el 450 aniversario de la muerte de San Ignacio de Loyola.

Nació en el castillo de Loyola, Azpeitia el año 1491; sus padres fueron D. Beltrán Yánez de Oñaz y de Loyola, señor de ambos solares y Pariente Mayor de Gipuzkoa y Dª Marina Sáenz de Licona y Balda, natural de Ondarroa y descendiente de la muy noble casa de Licona de abolengo y arraigo en Lekeitio y Ondarroa. Ya en 1093, con mucha anterioridad a la fundación de estas villas, aparece el apellido Licona, autorizando con su testimonio la donación que la viuda de D. Lope Iñiguez, el rubio, 7º señor de Bizkaia, hiciera al convento de San Millán de la Cogolla de los patronatos y décimas del Monasterio Parroquia de Nuestra Señora de Armonica, hoy conocida por Alboniga. Su padre, D. Martín Sáenz de Licona, conocido también como “Doctor de Hondarroa”, destacó en puestos de gran notoriedad, fue oidor del Tribunal y miembro del Consejo Real de Castilla durante los reinados de Juan II, Enrique IV y los Reyes Católicos.

Fue bautizado en la parroquia de su pueblo natal con el nombre de Iñigo, siendo el menor de once hermanos, ocho varones y tres hermanas. Se educó en Arévalo en casa del Caballero D. Juan Velázquez de Cuéllar, Contador Mayor de los Reyes Católicos. Se hizo militar de profesión alcanzando el grado de Capitán.

En 1521 el rey Francisco I de Francia, trató de invadir Pamplona consiguiendo entrar en la ciudad; el Capitán Iñigo de Loyola convenció al Comandante de la Ciudadela y al resto de la oficialidad para resistir, si fuera preciso, hasta la muerte.

Distinguíase Iñigo de Loyola por su valor, cuando una bala de cañón le rompió la pierna derecha y le hirió la izquierda el día 20 de mayo de 1521. En esta situación, ante la ausencia del Capitán que con más ardor luchaba y faltándoles el aliento de él, terminaron por rendirse. Temiendo por su muerte, al agravarse su herida y su estado febril, fue trasladado a su casa de Loyola. Para entretenerse en su convalecencia, pidió algunos libros de caballería, pero al carecer de éstos optaron por llevarle un tomo de la vida de los Santos y “La vida de Cristo” de Ludolfo de Sajonia.

Con la lectura de estos libros se provocó el inició del gran cambio en su vida. Restablecido ya, despidió a sus criados y se dirigió primero al Santuario de la Virgen de Aranzazu y después al Monasterio de Montserrat, colgó su daga y su espada ante la Virgen y regalando la mula con la que viajó y sus vestiduras a un necesitado, se vistió con un saco tosco y se dedicó por entero a la oración y a la penitencia en una cueva de Manresa. Comenzó sus estudios en Barcelona, cursó lógica, filosofía y teología en Alcalá, redactando en esta época, hacia 1522, su obra más conocida, los Ejercicios Espirituales. Se trasladó a Salamanca para continuar sus estudios y fue acusado de herejía, expedientado y encarcelado en más de una ocasión, pero los jueces no encontraron motivo para culparle. Para continuar su formación marchó a París en 1528, en Montaigu. El 15 de agosto de 1534, él con otros seis (entre ellos Francisco Xabier) en Montmartre decidieron fundar lo que más tarde llegaría a ser la Compañía de Jesús. Fue ordenado el 24 de junio de 1537 en Santa María la Mayor de Roma y acordaron sumar a los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia un cuarto voto de obediencia explícita al Sumo Pontífice, por el cual se ponían a su disposición para poder ser enviados a donde creyera más conveniente. El Papa Paulo III, reconoció y confirmó la fundación de la Compañía mediante bula expedida el 27 de septiembre de 1540.

Ignacio de Loyola despachó patente desde Roma el 28 de septiembre de 1554, para fundar en Bermeo un Colegio de Jesuitas, a instancia de D. Pedro de Zarate, lo que no tuvo efecto, sin duda por la oposición que harían el Cabildo Eclesiástico y Religiosos Franciscanos.

Penitente de profunda espiritualidad y de grandes sacrificios, así como trabajador infatigable, todo lo cual fue minando su salud, Ignacio de Loyola murió en Roma el día 31 de julio de 1556, a la edad de 65 años, 35 después de su conversión y 16 después de fundada la Compañía. En esta fecha eran más de mil los miembros de la Compañía y cien el número de casas extendidas por todo el mundo.

El Papa Paulo V le beatificó el 3 de diciembre de 1609 y el Papa Gregorio XV le canonizó el 12 de marzo de 1622, a instancias del Emperador, reyes y príncipes católicos de Europa, junto con San Francisco Xabier, San Felipe de Neri, San Isidro Labrador y Santa Teresa de Jesús. Su cuerpo fue trasladado y colocado al lado derecho del altar mayor de la Iglesia de Jesús de Roma, el 19 de noviembre de 1597.

Verificados su bizkainía y linaje materno, por acuerdo de las Juntas Generales y acudiendo a las mismas noventa y una repúblicas, el 5 de noviembre de 1680 se nombró a San Ignacio, por unanimidad, Patrono de Bizkaia.



CARTA DE SAN IGNACIO AL MUY NOBLE AYUNTAMIENTO DE LA VILLA DE BERMEO

                                            Propósito general de la Compañía de Jesús
                                                          Para perpetua memoria

    La ley de la caridad y el espíritu de nuestro instituto, que solamente se encamina a promover cuanto estuviere de nuestra parte, la gloria de Dios y la salvación de las Ánimas, con mucha razón debe movernos a procurar emplear muy especialmente nuestra industria y trabajo de aquellas tierras y lugares, donde con mas especialidad nos convida y estimula así la devoción de los fieles, que demandan nuestra ayuda, como la esperanza que se descubre del provecho espiritual que ha de seguirse. Habiéndosenos, pues, hecho entender por el noble señor don Pedro de Zarate, caballero de la orden militar del Santísimo Sepulcro de Jerusalén, nuestro muy íntimo amigo en el Señor Nuestro Jesucristo, que en la noble y esclarecida villa de Bermeo, que es la capital del Condado de Cantabria, se nos convida, no solamente por el privado consentimiento y deseo de algunas personas particulares, sino también por el público de la Comunidad o Ayuntamiento, a que establezcamos allí un colegio de nuestra compañía, ofreciéndonos para este fin una casa, que en otro tiempo sirvió de hospital, con las rentas que le pertenecen, y demás son necesarias; y porque así en la dicha villa como en los otros pueblos inmediatos de aquel Condado se presenta una mies abundantísima, en manera que podamos esperar que por medio de la administración de los Sacramentos, con la predicación de la divina palabra y con la educación de la juventud en letras y buenas costumbres se ha de coger mucho fruto a gloria de Jesucristo Nuestro Señor; y porque el mencionado Pedro de Zárate, encendido del celo de la caridad por el bien espiritual de su patria y provincia, nos lo ha suplicado intensa y constantemente; hemos juzgado que no podíamos desentendernos de tan piadosos deseos, ni negarnos al bien común, en cuanto dependiese de nosotros. Hallándonos, pues, como nos hallamos, facultados con la autoridad y el privilegio de la Sede Apostólica para que cuando alguna Corporación u otra cualquier persona poderosa al efecto y rica de bienes temporales nos ofreciere o fabricare alguna casa, iglesia o colegio para nuestra Compañía, desde el momento en que se nos den o construyan, se miren por el mismo hecho como establecidas, aprobadas  y confirmadas con autoridad Apostólica; y que así mismo todos los bienes pertenecientes a la dotación de los Colegios, o manutención de los escolares, les sean desde luego aplicados y considerados como tales, según que todo consta por las Letras Apostólicas del Papa Paulo III, de feliz recordación, expedidas a diez y ocho de octubre del año del Señor mil y quinientos y cuarenta y nueve: Nos desde el punto en que a la Compañía le fuese dada la casa que antiguamente fue hospital, con sus réditos y pertenencias, la admitimos, y en nombre de nuestra Compañía, por estas nuestras letras, firmadas de nuestra mano y autorizadas con el común sello de nuestra Compañía, erigimos perpetuamente el Colegio en la Villa de Bermeo, le establecemos y le declaramos confirmado con la autoridad Apostólica.
    Y pedimos a Dios, autor de todo bien, que ceda esto en alabanza y gloria de su nombre, y en mucha utilidad y provecho espiritual de la sobredicha villa de Bermeo y de toda la región de Cantabria.
    Dado en Roma, en la Casa de la Compañía de Jesús, a veintiocho de setiembre del año mil y quinientos y cuarenta y cuatro.

                        IGNACIO



BERMEO

La fundación de Bermeo se pierde en la noche de los tiempos y el hecho de no existir documentos que señalen la época de su principio, podría ser debido a que en los grandes incendios que ha sufrido fueran pasto de las llamas las escrituras reales, privilegios y documentos de concesiones importantes que estaban guardados en veintuna sacas. Es por lo que los historiadores nunca han llegado a ponerse de acuerdo.

Algunos historiadores mantienen que Tubal, hombre sabio en varias materias, nieto del patriarca Noé, abandonó Armenia, su patria, a los 142 años del diluvio universal. Como consecuencia de la dispersión provocada por la confusión de lenguas, 72, en la construcción de la Torre de Babel, parece ser, que Tubal con su familia y acompañado de armenios, iberos y colonos de otras tribus, llegó a la costa vasca y fue poblando con sus gentes diversos lugares, tales como Bermeo, en donde, pareciéndoles lugar apacible, erigieron un pueblo. Les dotó de sus leyes, usos y costumbres, e incluso de su lengua que podría ser el origen del euskera.

Son variadas las historias atribuidas a la fundación de Bermeo, entre las cuales hay quien asegura haber sido el antiquísimo puerto de los Ámanos, poblado por Tubal y Arameos y repoblado por el Emperador Flavio Vespasiano, con el nombre de Flavio-Briga, en donde fundó catedral, permaneciendo los obispos hasta el año 436 de nuestra era (Historia atribuida a Auberto Hispalense).

La memoria más antigua relativa a Bermeo relata cómo en el siglo VIII, habiendo llegado al puerto de este nombre, entonces Erribero, es decir, “población caliente”, y desembarcados en él, varios corsarios con el ánimo de hacer de sus habitantes presa de su ferocidad y rapiña, los repelió con valor, siendo acaudillados los naturales por Fron hijo del Prestamero mayor de los merinos de Bizkaia. A partir de su valiente actuación, éste pasó a gobernar el pueblo. Aquí tuvo su origen la casa Apioza, uno de los cinco solares más antiguos de Bermeo. A su muerte le sucedió su hijo Tortun Fruiz y a éste, a su vez, su hijo Lope Ortiz, padre de Lope Tortun, “Jaunzuria”, primer señor de Bizkaia, que a la edad de 22 años y hallándose en su palacio de Altamira de Busturia, fue elegido por los vizcaínos como su caudillo.

En San Millán de la Cogolla se conserva la escritura más antigua relativa a Bermeo, otorgada el 16 de febrero de 1082 por D. Lope Iñiguez, “el Sabio”, VII señor de Bizkaia y su esposa Dª Tecla Díaz, con motivo de donar al monasterio de San Millán, la iglesia de San Miguel del puerto de Bermeo, cuya ubicación exacta se desconoce.

D. Lope Díaz de Haro, “Cabeza brava”, XI señor de Bizkaia, y su esposa Dª Urraca Alonso concedieron el título de Villa de Bermeo y Fuero similar al de Logroño, aunque el privilegio no está fechado, se considera fue expedido el mismo año en que falleció el citado D. Lope Díaz de Haro, hecho que se dio el 14 de noviembre de 1236, confirmado con escritura fechada el 15 de enro de 1237.

Tuvo el matrimonio ocho hijos, 6 varones, el mayor Don Diego López de Haro  que fue su sucesor en el señorío, Don Alvaro, Don Alonso, Don Lope, Don Fernando y Don Manrique. Y dos hembras Doña Mencía y Doña Berenguela. Tuvo además otro hijo, fuera del matrimonio, con Dª Teuda de Santa Galea, llamado Don Diego López de Salcedo.

El año 1227 el Papa Honorio III decretó el traslado de la sede de Calahorra a la de Santo Domingo de la Calzada, iglesias madre de Bizkaia; a su muerte, el 18 de marzo de 1227, le sucedió el Papa Gregorio IX ratificándose en lo ordenado, el 26 de agosto de 1228. D. Lope Díaz de Haro, XI señor de Bizkaia y su hijo D. Diego López de Haro se opusieron al mandato, interviniendo en los desacuerdos, expulsando de Santo Domingo de la Calzada al Obispo y Canónigos de Calahorra y apoderándose incluso de algunos de sus bienes. A esta indisciplina respondió el Obispo de Calahorra, excomulgando a D. Lope Díaz de Haro y a su hijo. Éste acudió a Roma a pedir clemencia ante el Pontífice, quien no atendió a sus deseos confirmando la excomunión.

Fue el señor de Bizkaia, persona de gran estima del rey Fernando III , el Santo, al que ayudó en las conquistas de Quesada el año 1223 y el Alcázar de Baeza, con 500 caballeros vizcaínos el 30 de noviembre de 1227. Poseía D. Diego el título de Alférez mayor, dándose el caso de que a pesar de las diferencias con la Iglesia, el rey  nunca le negó su confianza.

Confirmó a Bermeo sus fueros el rey Don Alonso, hallándose en la cerca del castillo de Unzueta de Teibar el 12 de agosto de 1227. A D. Lope Díaz de Haro, XIII señor de Bizkaia, mayordomo y alférez mayor del rey, con título de conde en Burgos, el 18 de marzo de 1285, le ampliaron los términos que le dio su abuelo, el XI señor de Bizkaia y en 1367 son nuevamente ampliados por el Conde D. Tello, XX señor de Bizkaia. Otros señores de Bizkaia y reyes de Castilla confirmaron a Bermeo sus fueros concediéndole privilegios y franquezas.

El territorio de Bermeo era muy fértil en frutas agrestes, exportándose mucha naranja, a través del mar, a puertos de la península y de Europa. Abundaban la palmera, la vid, el trigo, el maíz, la alubia, la castaña y variadas hortalizas. El limón se empleaba para la conserva del pescado. La producción de uva recolectada para la elaboración de txakoli, venía a ser del orden de 10.000 cántaras.

Ahora bien, su principal riqueza consistía en la pesca de merluza, bonito, besugo, sardina y anchoa, además del bacalao y la ballena. Disponían de 37 chalupas o lanchones que llamaban de altura, tripuladas por 17 hombres cada una y otras 37 menores para sardina. Era el puerto más importante del Cantábrico y tenía para el abrigo y defensa de sus embarcaciones, puerto cerrado con grueso muelle y dos fortines con varias piezas de artillería, uno junto a Santa María de la Atalaya y el otro en la colina de Santa Eufemia del puerto.

Era tal el respeto que se le tenía y debía a Bermeo, que en los Congresos y Juntas generales de Bizkaia, cuando hablaban los procuradores de la villa de Bermeo, los presentes solían descubrirse en señal de reverencia. Así mismo, en el siglo XIV, en las apelaciones de los pleitos, eran los alcaldes y hombres buenos de Bermeo los que tenían preferencia respecto a los del resto del Señorío, entre los cuales tenían el primer asiento y voto.

Sufrió Bermeo sucesivos incendios y a consecuencia de los mismos, como ya he mencionado al principio, se perdió el archivo parroquial y el municipal, con todos los documentos. Entre los más importantes y de los que queda constancia podemos citar uno el  8 de septiembre de 1297, otro el 20 de octubre de 1347, otro el 10 de noviembre de 1360, uno más en 1422, otro el 13 de diciembre de 1505 y otro más el 21 de marzo de 1722. Así mismo sucesos como la peste negra de 1348 que incidió notablemente en Europa y afectó también a Euskal Herria, las luchas entre bandos y la aportación de hombres a los ejércitos y a la armada, produjeron innumerables bajas en la población de Bermeo. La fundación de Bilbao, la desviación del camino de Orduña a Bermeo a favor de Bilbao en 1315, y el auge de Bilbao como villa comercial desembocan en la pérdida del título de Cabeza de Bizkaia, otorgado a Bermeo el 31 de julio de 1476 por el rey Fernando el Católico y suprimido 126 años más tarde, el 20 de agosto de 1602, por decisión del señorío ejecutorio.

Los incendios, la peste, las guerras y la pérdida de la capitalidad a favor de Bilbao y la consiguiente emigración de numerosas familias de la villa hacia la capital, fueron los principales hechos que marcaron la decadencia de Bermeo, tanto políticamente, perdiendo la fuerza de antaño, como demográficamente, la población disminuyó de 10.000 habitantes a menos de 2.000.

Estaba Bermeo rodeada de una muralla con siete puertas. Para su construcción el rey Alonso XI expidió albalá el 12 de junio de 1334, encontrándose éste en San Juan de Gaztelugatxe contra D. Juan Núñez de Lara, XVIII señor de Bizkaia, para que de la prebostada de dicha villa, diesen al Concejo, dos mil maravedíes anuales por cinco años. 
Para poder terminar de construirla, el Conde D. Tello, el año 1353, hizo gracia de la piedra que tenía el alcázar de los señores de Bizkaia. De las siete puertas únicamente se conserva la de San Juan. Le seguían la de Vacas, de Santa Bárbara, de Erremedios, de San Francisco, de San Miguel y de Errenteria. Por la puerta de Vacas, situada en lo que hoy es la calle Nekazari, solía acceder cada 29 de agosto, festividad de San Juan Degollado, la Corporación Municipal para ir, a lomos de cabalgaduras, por Arene, Burgoa, Arbaiu y San Pelayo, donde hacía un alto a fin de tomar un refrigerio ofrecido por su alcalde pedáneo y continuar hasta San Juan de Gaztelugatxe. Tras la función religiosa se pasaba a levantar acta de la toma de posesión del Peñón, de lo acontecido durante el año y del inventario de las alhajas y otros objetos de valor que poseía la iglesia. Esta labor recaía en el abad o párroco y el ermitaño-sacristán que habitaba en la hospedería. Así quedaba recogido todo en el acta, que por mandato del alcalde, redactaba el secretario municipal, firmando éstos y los testigos correspondientes, como así consta en el acta del año 1645, que es la más antigua de las que se conservan.

Mas volvamos los ojos al presente, entremos de lleno en la corriente del progreso y dedicando un cariñoso recuerdo a pasadas épocas, no escatimemos ninguno el esfuerzo para conseguir que la antigua Flavio-Briga se coloque a la altura, que por su importancia, debe tener en los albores del siglo XXI.