martes, 15 de abril de 2014

CENTENARIOS

El dia de San Pedro, 29 de junio de 1913, comenzaron los actos con la misa a las diez de la mañana en la iglesia de Santa Eufemia, a la que acudió el ayuntamiento en corporación, como era y sigue siendo costumbre. A continuación, se procedió a la bendición del frontón, que se decía ser uno de los mas espaciosos y mejores en su clase. Al acto asistió mucho público y a las cuatro de la tarde, con lleno hasta la bandera, partido de pala con palistas de primera categoría, los hermanos Begoñes 1º y 3º contra Txistu y Cantabria, que ganaron los primeros por 50-46; partido muy aplaudido del que el público salió muy satisfecho. A ver si el año próximo para conmemorar el centenario, la comisión organizadora de los festejos nos puede ofrecer un festival de pelota interesante, (como sugerencia, ¿Podría ser el primer partido de profesionales Villa de Bermeo con pelotaris de primera?)

En estos cien años, el frontón ha pasado por distintas y variadas vicisitudes. En principio hubo una propuesta por parte de la corporación para trasladar al frontón el mercado que se hacía en la plaza Sabino Arana y ante la oposición de la mayoría y la recogida de firmas que se llevo a cabo en el pueblo la idea quedo desestimada. Más tarde el club Lagun-Etxea quiso instalar allí su club social, propuesta que tras muchos tira y aflojas desestimo el ayuntamiento, también se utilizo para hacer los tanques para la prolongación del martillo del rompeolas, lo mismo que para hacer los bloques del rompeolas y a su vez como almacén y garaje para el organismo Obras del Puerto. Allí hemos conocido la estafeta de telégrafos en la planta baja y viviendas municipales en plantas altas, hubo una propuesta para construir en la parte baja la nevera para acumular el hielo para las embarcaciones y sobre la nevera rehacer el frontón, que no la tomo a bien el Ayuntamiento y como final y de momento está allí hoy la biblioteca municipal.

Sobre el proyecto del frontón no se con certeza quién es el autor del mismo, tengo conocimiento de que fue un arquitecto joven estudioso y entusiasta por Bermeo, ¿podría ser Teodoro Anasagasti? Entre finales del año doce y principios del trece estuvo en Bermeo y por esas fechas se le rindió un homenaje.

El presupuesto estimado para la construcción fueron 44.000.-pesetas que mediante concurso se llevo a cabo por el contratista de Gernika Vicente Basabe  (a) Chover. Las dimensiones eran 62mts de largo por 21m de fachada que suponían once cuadros de cuatro metros de cancha con pared de piedra caliza de 11x10mts. de altura, y en la pared izquierda 9x10mts de la misma piedra.

También el mismo año el 21 de agosto, se inauguro el campo de San Mames, fue el autor del proyecto el arquitecto Manuel María Smith Ibarra, del que se hicieron grandes elogios, venía a ser uno de los arquitectos mas en moda, muy solicitado por la clase social alta de Bizkaia. Según opinión de los expertos, el campo era de unas características solo comparables con el del Chelsea inglés. Llevada a cobo la bendición, se jugó el partido inaugural entre el Athletic y el Racing de Irun que termino con el resultado de empate a uno, sin que el Racing marcara, los goles fueron marcados a los cinco y catorce minutos del primer tiempo, el primero a pase de Acedo que de un shoot largo y cruzado lo marca Zuazo y el segundo en un despeje del portero Ibarretxe que dando en la espalda de Patricio entra en propia puerta.

Manuel Maria Smith, también dejo señal en Bermeo, fue autor del proyecto del chalet que estuvo ubicado en la calle Santa Mañe, justo al lado de donde estuvo Telegrafos y las escaleras de Sarragoitxi. Estimo que era la construcción mas bonita de la zona, fue construido por encargo de Dª Maria Ibarraran, mas tarde se lo vendió a Dº Ignacio Ucelai, que fue el que lo ocupaba. Luego fue derruido y en su lugar están el grupo de viviendas números 4 y 6 de la calle.


Al margen de en esta nuestra era, también hubo equipos de futbol en otras épocas, por lo que para muestra traigo una reseña de las pocas que se conservan de un partido de futbol (esta recogida del periódico Excelsior, periódico este fundamentalmente de carácter deportivo)  partido este que se jugo el 28 de febrero de 1929 en el campo de Atalde, campo ubicado en la carretera de Matxitxako a mano izquierda a unos 150mts del cruce de  la carretera para Bakio.






Voy a hacer un resumen de los tres hechos  de los que el próximo año se conmemora el centenario, al margen de otros mas o menos importantes que se dieron el año 1913 resalto estos que quizá por su cercanía han sido mas de mi agrado, con mi deseo de que también sean del vuestro. Del primero el periódico “Euskadi” que surgió el 1 de febrero de 1913 y continuo editándose hasta el año 1937, fue este muy aceptado especialmente por la clase nacionalista.

Por orden de fechas, señalo también la inauguración de nuestro frontón Artza el 29 de junio de 1913 y, cómo no, la del campo de futbol de Athletic, San Mames, el 21 de agosto del mismo año. Para finalizar un añadido especial con relación al arquitecto Manuel Maria Smith Ibarra.

1922 NAUFRAGIO EN BERMEO

Perecen tres arrantzales a la vista de sus familiares.

Los hechos ocurrieron hace noventa años, el 19 de Diciembre de 1922. Hacía varios días que los pescadores no se hacían a la mar y la causa no era otra que la del estado de la misma.
Los cronistas de la época se expresaban de esta manera: Nuevamente la desgracia aflige a la sufrida clase pescadora, el pueblo de Bermeo ha estado a punto de presenciar una de esas catástrofes, que cual la del año 12, dejo tras de sí miseria y llanto en cientos de hogares humildes, por la pérdida de sus seres más queridos.

Hacía varios días que nuestros arrantzales no se hacía a la mar y esto venia a ocurrir con relativa frecuencia, lógicamente cuando la mar se ponía rebelde atravesar la rompiente que se originaba desde la zona de Errosape hasta el arranque del rompeolas era labor de héroes, pues esta maniobra solo la podían y tenían que hacer las embarcaciones de Bermeo, en otros puertos, la salida a la mar no tenia las dificultades que tiene el nuestro y no se daba con la frecuencia que aquí el no salir a pescar. Empezada la construcción del rompeolas, llevaba ya veinte años que las obras estaban paralizadas, decían era por anomalías en los materiales que se estaban empleando. En nuestro pueblo el rompeolas y el tren (este entonces proyectado de Mungia a Bermeo) eran la promesa eterna de los políticos, en los periodos de elecciones, que lo mismo que ahora, quedaban en promesas.

Este día, a pesar del estado de la mar, decidieron salir a pescar, eran sobre las cinco y media de la mañana. Cuando ya se había hecho a la mar una parte importante de la flota, e iniciada la salida por otras tres embarcaciones, entre estas la “Santa Agueda” cuya tripulación la componían Juan Blas Begoña, armador y aitxitxe nuestro, Alfonso Astoreka, patrón, yerno del armador y a su vez tío nuestro, Esteban Getxo, maquinista; Toribio Telletxea, Francisco Exposito, Modesto Atoreka, Antonio Bilbao, Jeronimo Bulukua y Francisco Zobaran. La embarcación fue sorprendida por una enorme ola rota que envistió con tal fuerza que la levanto de proa a popa y dándole varias vueltas fue a estrellarse y romperse contra las rocas. Los compañeros de las otras dos embarcaciones, no se dieron cuenta de lo que sucedía pues las enormes olas les impedían verse entre ellos, hasta que oyeron los gritos de auxilio de los náufragos, decidieron auxiliarles, pero viendo que sus esfuerzos eran baldíos, llamaron la atención del resto de las embarcaciones mediante bengalas, que vistas por los barcos que ya enfilaban mar abierta, retrocedieron los mas cercanos en ayuda de sus compañeros, que acudían haciendo tocar sus sirenas, el ruido de estas hizo que el vecindario se despertase y asustado acudió a lugares desde donde se divisaba el espectáculo, la angustia era mayor pues aun de noche la oscuridad impedía ver lo que pasaba. A medida que amanecía se iban viendo como algunos barcos hacían arriesgadas maniobras con riesgo de perder vidas y embarcaciones.

Uno de estos barcos era el “Artagan Mendi”, patroneado por Kosme Ibarluzea, que exponiendo vidas y embarcación, tras grandes esfuerzos, consiguió salvar con vida a seis tripulantes del “Santa Agueda”. Todos los esfuerzos que se hicieron para salvar al resto de la tripulación fueron inútiles. Los ahogados fueron, Juan Blas Begoña (nuestro aitxitxe) Toribio Telletxea y Francisco Zobaran, este que hacía muy poco tiempo había vendido la parte de su embarcación y en tanto se hacía con una nueva embarco en la naufragada.

El estado de la mar y el empeño en la localización de naufragos hizo que los barcos demoraran la entrada en el puerto, en tanto la gente arremolinada en los muelles, permanecía angustiada, pues desconocían el alcance de la tragedia; hasta que mediado el día, consiguió ganar puerto el vapor “San Francisco” trayendo el cadáver de Toribio Telletxea. Más tarde entro el “Neptuno” patroneado por Eugenio Begoña, (era este osaba nuestro) que era el portador del cadáver de su padre, fueron escenas angustiosas las que sucedieron al desembarcar los cadáveres, a pesar de lo esfuerzos el empeño en recuperar al tercero de los ahogados no les fue posible dar con él.

Esteban Getxo contaba que al hundirse el vapor él se encontraba en sus faenas en la maquina y que la embarcación dio varias vueltas arrojándoles contra las planchas, a consecuencia del golpe perdió el sentido y al recuperarlo se encontró en el agua cerca de las peñas, nado hacia fuera desconociendo el tiempo que había transcurrido hasta que los que acudieron a socorrerle le lanzaron un chicote y pudo ser recuperado.

La tripulación del “Santa Agueda” la componían diez hombres dándose la circunstancia de que aquel día uno de ellos al ir a embarcar tuvo un contratiempo  y la suerte quiso que este no se viera envuelto en el drama.

El estado de la mar impidió la entrada al puerto de la mayor parte de los barcos, al pie de unos cuarenta y cinco, ante esta imposibilidad, decidieron ir a otro puerto, y después de contrastar distintas opiniones acordaron que irían a Bilbao para luego al día siguiente ir en manifestación a la Diputación y al Gobierno Civil.


Para unirse al ellos salieron por carretera al día siguiente, el alcalde Emilio Ortube, el concejal Pujana, los presidentes de las cofradías San Pedro y Santa Clara, Agapito Anduiza y Juan Erkiaga, junto con estos también el ex-alcalde don Ricardo Urrutia, Kosme Ibarluzea y buen número de gente relacionada con la mar. Consiguieron que una comisión se entrevistase con el presidente de la Diputación Sr. Jauregi, asi mismo con el gobernador interino Sr. Marques de Fuerte Goyano y después de escuchar las consabidas promesas vinieron de vuelta a Bermeo con las correspondientes condolencias, para acudir a las cuatro de la tarde al funeral que se celebro. Acudio prácticamente el pueblo entro, la manifestación de duelo que produjo fue impresionante.

COSAS DE LA MAR

Desde estas páginas voy a tratar de hacer un pequeño homenaje al elemento que dentro del entramado que supone la organización de un embarcación de pesca, la poca importancia que parece que tiene, siendo como son útiles en muchas ocasiones y generalmente, o casi siempre, el primero en embarcar cuando se dirige con su amo a la embarcación, este es el perro de abordo, (barroko txakurre) que era como si fuese uno más de la tripulación, del que todos se preocupaban, aunque su propietario podía ser el patrón o cualquier hombre de la tripulación.
Se decía que era el perro el primero en enterarse de la llamada del señero y presto con sus ladridos despertaba a su amo, llegando en algunos casos a tirar de la manta de su cama. Al dirigirse al muelle el perro iba por delante y situabase en la proa –cascote- para desde allí estar ojo avizor a lo que pasa y ladrar siempre a la sazón que sea, llamar la atención de su patrón.

Cuando salían a besugo, palometa, chicharro etc. el perro siempre atento a lo que ocurría en el devenir de la pesca, si por la razón que fuese, al embarcar alguna pieza se soltaba, este presto saltaba al agua para cogerla y estaba determinado que la pieza cobrada por el perro, pasaba a ser propiedad del dueño del animal.

A la hora de defender el barco, nunca le consentían que perro extraño viniese a discutir su titularidad, marcaba su territorio recorriendo todo el barco, dando ladridos y si el intruso no se había ido, entonces la forma de despedirlo era más contundente.

Era tal el deseo de pesca de algunos perros, que cuando levantaban las “tertzak”, aparejo de  muchos anzuelos (similar al palangre) podía el animal estar haciendo algo más importante, incluso comiendo, que a la voz de exclamación o disgusto que hiciese alguno de los hombres por haberse soltado una pieza, dejando su comida, saltaba al agua y cobraba la pieza.

Cuando el perro había cobrado por este sistema varias piezas, a la arribada a puerto, era el primero en llegar a su casa, demostrando con sus movimientos y ladridos al ama de casa, que la pesca había sido abundante, lo mismo que si no había sido buena su semblante y ronroneos hacían que demostrase lo contrario.

Siempre había a bordo algún hombre, que por no ver al perro triste y disgustado con disimulo lanzaba una pieza al agua, que el animal inmediatamente la cogía y de esta forma cambiaba la actitud de este demostrando su satisfacción.

Se ha dado el caso que habiendo ido las embarcaciones a Avilés a la pesca del papardo, el perro por la razón que sea quedo allí, y por lo visto debieron enrolarlo en algún barco asturiano, y cuándo este barco, habiendo pasado bastante tiempo, vino a parar a nuestra zona, arribando a Ondarroa, saltar el perro a tierra y llegar hasta casa de su verdadero dueño en Bermeo.

Así como los humanos, hubo perros a los que no les gustaba ir a la mar, entonces cuando el animal husmeaba que ya llegaba la hora de salida, desaparecía y nadie sabía nada de él, hasta que el barco enfilaba la barra del puerto, que es cuando volvía a casa.

Cuantos Lur, Bizkor, Kai, Eusko, Lagun…… habrán desaparecido en lo accidentes y naufragios, así como en las sucesivas galernas, y sin dudad ninguna en la galerna de la que este mismo año conmemoramos el centenario, a pesar de ser el animal, por su instinto, demostrándose inquieto, posiblemente el primero en darse cuenta, de que algo anormal iba a suceder.

Es curioso ver a un perro de agua “ur txakurre” pasear por el puerto, se le ve inquieto, ladrándole continuamente al amo con movimientos nerviosos, entonces arrojándole algo que flote, un trozo de madera, al agua, salta raudo para recuperar la pieza y esto hasta que el que se cansaba era su dueño de tanto repetir la operación.

Convencido estoy de que a más de uno de los que lea este articulo le hará recordar y comentara las historias de su perro de abordo, “Barroko txakurre”.


GURE ITSASGIZON ZUZENAK

Kosme Ibarluzea Etxebarria, nació en Bermeo el 27 de septiembre de 1885. Fueron sus padres Ciriaco y Asunción, fue Kosme el quinto hijo del matrimonio.


A los doce años comenzó a dedicarse a las faenas de la pesca, tripulando el “Potin” que patroneaba su padre. A los diecinueve años patroneaba ya una bonitera. Cuando apenas contaba esta edad se hallaban un día varias embarcaciones formando “compañías”, dedicadas a la pesca del bonito a cuarenta millas de puerto. Cada “compañía” destaca por la noche una lancha a puerto con la pesca de todos. A las nueve aproximadamente se ocupaban todas las embarcaciones de la “compañía” a la que pertenecía Kosme en depositar el pescado en la patroneada por Genaro Gametxo para que lo llevase a Bermeo. Cuando se hallaban dedicados a esta faena se cayó al mar un niño de nueve años al que los tripulantes de la lancha a la que pertenecía no pudieron salvar por el fuerte Norte que reinaba. Kosme, sin tener siquiera la precaución de amarrarse un chicote, se arrojo al mar y asió al niño; pero no pudo volver a su embarcación porque el fuerte viento la alejaba y seguramente hubieran perecido ambos si no hubiese cruzado por aquel lugar la lancha de Genaro Gametxo que les acogió. Por este salvamento se le concedo la medalla de Salvamento de Náufragos, y el Rey, que visito por entonces Bermeo, le entrego un donativo de mil pesetas.

Tomo parte con Lorenzo Ibarra en el salvamento de los náufragos del “María Carrasco” y como a todos los que intervinieron en aquel, le concedieron la cruz de plata del Merito Naval, pensionada con 2,50 pesetas mensuales.

El 20 de Diciembre de 1922 se hallaban a las cuatro de la madrugada, con su vaporcito, en la bahía esperando la señal de los alcaldes de mar o “señeros” para hacer rumbo a las calas y oyó prolongados toques de sirena, señal de que algo anormal estaba ocurriendo. Puso proa al puerto, notando que los demás vaporcitos salían, haciendo sonar la sirena, pero sin detenerse. El patrón del “Anacleto”, al pasar, le dijo que llevaba un naufrago, porque el “Santa Águeda” había zozobrado en la barra y los demás tripulantes habían perecido ahogados. Los demás patrones de los otros barcos, eludían ir en socorro del buque naufragado por el peligro que corrían. Kosme, sin vacilar, hizo rumbo al lugar del accidente. A causa de la oscuridad no podía divisar a los náufragos, y solo podía guiarse por los gritos, pero corría el riesgo de que la corriente empujara a su barco contra el acantilado. Dirigiéndose a sus tripulantes, les dijo que si todos le obedecían estaba dispuesto a salvar a los náufragos del “Santa Águeda” y para estar prevenidos para cualquier eventualidad, les ordeno se despojaran de las ropas de agua. Gracias a una habilísima y peligrosa maniobra, consiguió recoger a cuatro de los náufragos. Como no oyera más voces de auxilio, hizo proa a la mar y consiguió salvar a otros dos que se hallaban estimadísimos.

Como aun faltaban algunos de los tripulantes del “Santa Agueda” (fue esta la embarcación de nuestro aitxitxe Juan Blas Begoña, patroneada por su yerno Alfonso Astoreka, en el accidente perecieron aitxitxe y otro dos tripulantes). Kosme recorrió aquellos alrededores en todas direcciones preguntando Inor gehiago badago? (¿Hay alguien más?), volviendo a puerto al ver que nadie respondía.

En aquel naufragio perecieron tres arrantzales, y como el accidente se había producido en la barra a la salida del puerto, en la zona del Alfa, a causa de las mala condiciones de esta y sin temporal, las tripulaciones de todos los pesqueros puestos de acuerdo, se dirigieron con sus embarcaciones a Bilbao donde atracaron y luego en manifestación se dirigieron sus tripulantes por las calles de la Villa al gobierno civil a protestar contra el abandono en que se tenía al puerto de Bermeo, y cómo esto había sido causa de que con tiempo de relativa calma naufragara una embarcación en la barra, sin que fuera posible prestarle auxilio sino con gran exposición de las vidas de quienes lo intentaron. También fueron a la Diputación para exponer sus quejas por este estado de las cosas.

Kosme Ibarluzea, que llego más tarde al puerto, se dirigió también por tierra a Bilbao formando entre los manifestantes. 

El presidente de la Diputación solicito del Gobierno, en esta ocasión alguna distinción para Ibarluzea por su heroico salvamento; pero tan legitima demanda no hallo eco y quedo sin respuesta. El ayuntamiento de Bermeo, en cambio, decidió honrar a su heroico hijo dando su nombre a una calle. Desde entonces la plazuela que se llamo Nuestra Señora de la Guerra, se llama Plazuela de Kosme Ibarluzea.

Bien ganado tiene Kosme este honroso homenaje que le tributaba el pueblo vinculando a su apellido una de las calles de la villa.

Los hombres modestos merecen también ser ensalzados cuando se hacen dignos de ello, como Ibarluzea.


1910 VACANTE EN EL MANICOMIO


En relación a nuestro pueblo, se publica también en el Noticiero Bilbaino, el 28 de julio de1910, la convocatoria para cubrir la vacante de Director del Manicomio.
Me resultan muy interesantes los requisitos que se exigían, los documentos a presentar, las condiciones preferentes, el sueldo que se proponía y los aumentos previsibles del mismo, pero principalmente la consideración de “agraciado” para el que llegara a ocupar el codiciado cargo.


Ayuntamiento de Bermeo
ANUNCIO

D. Anastasio Urquiza, Alcalde Constitucional de la Villa de Bermeo,
HAGO SABER: Que el Ayuntamiento de esta villa en sesión celebrada el 11 del corriente acordó se provea la vacante del cargo de médico-director del Manicomio Provincial establecido en esta villa, con arreglo a las siguientes
BASES
Primera. Es condición indispensable el poseer el título de Doctor o Licenciado en Medicina y Cirugía, pudiendo presentar además los solicitantes todos los documentos que crean convenientes y necesarios.
Segunda. Haber estado ejerciendo bajo la dirección de un director propietario de un Manicomio durante tres o más años, tener servicios en el mismo que los probará documentalmente o haber sido director de un Manicomio oficial en propiedad.
Tercera. El solicitante deberá haber publicado alguna obra sobre enfermedades mentales o haber escrito alguna monografía o haber hecho publicaciones en periódicos profesionales que demuestren que se ha dedicado al estudio de las enfermedades nerviosas, no siendo esta base condición indispensable para su provisión.
Cuarta. Presentación de documentos justificantes de haber sido buenos sus servicios en dichos establecimientos y ser persona que haya merecido tener plena confianza en todos los conceptos.
Quinta. En igualdad de condiciones será preferido para el desempeño de dicha plaza el que sea vascongado por ser la mayoría de los alienados de las provincias Vascongadas.
Sexta. El sueldo será de CINCO MIL pesetas anuales que se irán aumentando proporcionalmente y según sean los servicios y comportamiento del agraciado hasta la cantidad de SIETE MIL QUINIENTAS pesetas.
Séptima. El nombramiento lo hará el Ilustre Ayuntamiento de esta villa, en sesión pública, previa la propuesta en terna correspondiente, siendo elegido el que figure con el número 1.
Octava. Todas las solicitudes con cuantos documentos crean los solicitantes pertinentes al caso y más si lo estiman convenientes se dirigirán al señor Alcalde Presidente del Ayuntamiento de esta villa en el término de 30 días a contar desde la publicación del presente anuncio en el Boletín Oficial de la provincia.
Lo que se hace público para conocimiento de los que hallándose en las condiciones señaladas tengan interés en presentar las instancias correspondientes.
Bermeo, 26 de Julio de 1910. –A. de Urquiza

1910 NAUFRAGIO DEL VAPOR FEBRERO


El día 18 de junio de 1910, por la noche, salió el Febrero del puerto de Bilbao hacia Newport con cargamento de mineral.
Había sido construido en 1898 por Campbelltown, S.B.C.; era de acero, con 91 m. de eslora, 12,5 m de manga, 6,3 m. de puntal y 6,85 m. de calaba; su máquina había sido construida por Hutson & Son, de Glasgow, su registro neto eran 1.126 toneladas y 3.000 de carga, siendo la propietaria Compañía Bilbaina de Navegación.
Componían su tripulación 23 hombres: capitán, Francisco Lartitegi, de Elantxobe, de 35 años, casado; piloto Ladislao Munitiz, de Mundaka, de 23 años, soltero; contramaestre Juan Ombina, de Arousa, de 34 años, casado; primer maquinista, José Espinosa, de Elantxobe, de 51 años, casado; segundo maquinista, Emilio Solano, de Bilbao, de 25 años, soltero; marineros, Pedro Albado, de Altea, de 29 años, soltero, Segundo Arestín, de Casamiñal, de 27 años, soltero, Serafín Iglesias, de Antigueda, de 18 años, soltero, y Benito Santos de Palmeira, de 43 años, casado; mozo, Ramón Chavez , de Arousa, de 24 años, casado; carpintero,Miguel Agirre, de Motriku, de 24 años, soltero; ayudante de máquina, Francisco Valdivieso, de Madrid, de 26 años, casado; calderetero, Juan Ibarguengoitia, de Muxika, de 39 años, casado; fogoneros, Enrique del Campo, de Berango, de 25 años, soltero, Francisco López de Mondego, de A Coruña, de 47 años, casado, y Juan A. Pérez, de Etxano, de 17 años, soltero; cocinero, Roque Iriarte, de 20 años, soltero; camareros, Román Meñaka, de Bermeo, de 18 años, y Gregorio Monasterio, de Bermeo, de 25 años, soltero; marmitón, Saturnino Garai, de Bermeo, de 19 años, soltero; y mayordomo, Juan Bilbao, de Mundaka, de 26 años, casado.
Además de los citados tripulantes, iban a bordo, en calidad de pasajeros, para embarcar de nuevo en Newport, en el vapor Pagasarri, el cocinero Felipe Uriarte , de Bermeo, de 24 años, y el marmitón Juan San Pedro, de 14 años, también de Bermeo, ambos solteros y además un joven madrileño, que iba a Londres con el fin de pasar un período de vacaciones, Manuel Angulo, con la carrera de Derecho recién terminada en la Universidad de Deusto, e hijo de un acaudalado banquero que residía en París.
Para el capitán Francisco Lartitegi era el primer viaje en el Febrero, sustituyendo a Manuel Aurrekoetxea, que quedó en tierra por enfermedad. Habitualmente navegaba en el Julio, y recientemente había sido condecorado y gratificado metálicamente, por los Gobiernos de España y Alemania, en la Comandancia de Marina de Bilbao, por haber salvado la vida a 25 tripulantes de un barco alemán, en aguas al norte de las Islas Berlingas.
El cocinero Felipe Uriarte previamente había estado enrolado como mayordomo, en el vapor Laurak-Bat, de matrícula de Bilbao, que desapareció con toda su tripulación en viaje de Newcastle a Bilbao. Salvó su vida en ese naufragio, gracias a un retraso al hacer unas compras, que le impidió llegar a tiempo de zarpar.
Hacia las diez de la noche del día 20 de junio, el Febrero navegaba a la altura de las costas de Landsend, para ganar el canal de Bristol, en medio de una espesísima niebla, con el agravante de mar muy agitada. El bermeano Roque Iriarte, una vez finalizadas las labores correspondientes a su profesión de cocinero, se había retirado a descansar en un sofá. Estando semidormido, notó una fuerte sacudida y se percató de que había sucedido algo grave. Subió a cubierta y comprobó que allí la confusión era enorme: voces, lamentos y oraciones en medio de la niebla cerrada que apenas dejaba ver a pocos pasos. Al parecer, el barco había rozado con la Peña Bunelstone, próxima a Longships, produciéndose una gran vía de agua. Siendo ya muy notable la inclinación de proa, la tripulación trató de arriar los botes, pero fue tan rápido el hundimiento que todos los esfuerzos resultaron inútiles, en breves momentos el barco desapareció bajo las aguas.
Roque Iriarte, buen nadador, luchó desesperadamente hasta conseguir agarrarse a una planchada (aproximadamente  medía 1m. de ancho por 5m. de largo); después llegaron el piloto Ladislao Munitiz y uno de los paleros, se reconocieron en la oscura noche y trataron de animarse mutuamente. Era angustioso oír impotentemente las voces de auxilio, que según avanzaban las horas, iban debilitándose y alejándose paulatinamente, hasta que se hizo el silencio absoluto, solo interrumpido por el bramar del oleaje. Al mismo tiempo que amanecía, iba disipándose la niebla y comenzaron a verse las luces de Longships y Wolpock, mientras Roque y sus compañeros seguían agarrados a la planchada, ahora con una pequeña esperanza al verse próximos a tierra. Era muy difícil mantenerse asidos a la planchada, pues a veces por efecto de la violencia del oleaje, daba varias vueltas y resultaba agotador volver a recuperarla. El piloto rezaba, hacía promesas y les animaba continuamente, pero un nuevo golpe de mar, de mayor intensidad que los anteriores, arrolló la planchada con tal fuerza que cuando recobró su posición, Ladislao Munitiz había desaparecido definitivamente. El palero comenzó a dar muestras de desfallecimiento, extremo, diciéndole a Roque, que no le quedaban fuerzas y que no le era posible mantenerse. A pesar de los esfuerzos que realizó para animarle, ayudándole y sujetándole repetidas veces, no pudo evitar que también desapareciera.
La situación de Roque era angustiosa, solo y a merced de las olas, era tal el terror que sentía que incluso le dio la impresión que alguien tiraba de una de sus piernas y trataba de arrastrarle; tras varias sacudidas violentas, se sintió libre, no recordando si se había quedado dormido o si había perdido el conocimiento, durante unas ocho horas. En la madrugada del martes día 21, sin saber cómo, se encontró con la planchada sobre una roca al pie de una ladera muy escarpada. Supuso que sería de los últimos en salvarse y que arriba se encontraría con algunos de sus compañeros. No podía ponerse de pie, por lo que comenzó a escalar la pendiente con las manos, arrastrándose, resbalando y retrocediendo repetidas veces. Por fin, alcanzó un campo desierto en el que extenuado, se dejó caer, no recordando el tiempo que permaneció en esta situación. Al despertar se encontró rodeado de varias jóvenes del lugar y trató mediante gestos y señas (desconocía el inglés) de explicarles lo ocurrido. Acertó a pasar un lugareño, vendedor de leche; también con señas le invitó a subir al carro, llevándole a su casa, en donde le proporcionaron ropa seca, té y comida.
Sintiéndose recuperado en cierto modo, se despidió, agradeciéndoles lo que habían hecho por él; se puso a la carretera con la idea de llegar al pueblo más próximo, con la esperanza, en todo momento, de encontrar alguno de sus compañeros. Llegó a Pensance hacia las cuatro de la tarde y anduvo vagando por las calles, muelle y puerto. Llegada la noche, angustiado, cansado, sin haber comido nada durante todo el día, salió a las afueras y se acostó bajo un árbol.
Tras una noche de agónico desconsuelo e incertidumbre,  en la que llovió intensamente, amaneció el día 22, sin haber podido conciliar el sueño. De nuevo se dirigió al muelle, llamando la atención de varias personas, entre las que se encontraba una, con un conocimiento muy básico del castellano. Roque le contó a grandes rasgos lo ocurrido y su interlocutor, lo llevó a su casa, dándole de comer y dinero. A continuación lo puso en contacto con el Vice-cónsul Español y éste lo alojó convenientemente en una casa de huéspedes.
Confirmado el naufragio y contactados con la casa armadora de Bilbao, se decidió que Roque quedara en el lugar para ayudar a las autoridades en la identificación de los cadáveres que podrían ir arribando. Aparecieron solamente dos, el del joven Manuel Angulo y el de un marinero en estado irreconocible.
Publicada en los periódicos la noticia del hundimiento, Roque Iriarte se hizo tristemente célebre en el pueblo, así como en Liverpool, a donde fue para embarcar en el vapor Marzo y dirigirse a Bilbao.
Llegó el día 4 de julio y tras las oportunas declaraciones pudo regresar a Bermeo, su pueblo, el único superviviente del naufragio del vapor Febrero.

1908 CAUSA POR HURTO


En todas las épocas se han producido robos, pero llaman la atención de manera notable, el objeto, la cuantía y las penas impuestas, en el juicio que fue recogido en el Noticiero Bilbaino con fecha de 13 de enero de 1908, y que transcribo a continuación.

EN LA AUDIENCIA
Al amanecer del 21 de diciembre último y previo acuerdo, Manuela L. y Narcisa O. dirigiéronse a la huerta que D. León Maturana tiene en el pueblo de Bermeo. Una vez en ésta, Manuela traspuso la tapia y se apoderó de cuatro gallinas y un gallo de la propiedad de Maturana.
Ya en su poder las aves, dirigiéronse a casa de Manuela, donde mataron, aderezaron y comieron el gallo, vendiendo el resto de las aves a Inocencia B., por la cantidad de 6 pesetas; las aves fueron justipreciadas por 17,50 pesetas.
El fiscal acusaba a Manuela L. y a Narcisa O. de ser autoras del delito de hurto que castigaba en el número cuarto del artículo 531 del Código Penal.
Solicitaba se impusiera a éstas la pena de arresto mayor, y a Inocencia B. como encubridora a 125 pesetas de multa.
La defensa representada por el señor Errasquin solicitaba para Inocencia B. la absolución y para Manuela L. y Narcisa O., un mes y un día de arresto mayor y costas.
Practicadas las pruebas, el juicio quedó concluso para sentencia.

Me atrevería a confesar que me embarga un sentimiento de ternura misericorde hacia las acusadas por el candor que rezuma el hecho, especialmente si lo comparamos con los robos multimillonarios que se producen en nuestros días, sin ningún rubor por parte de sus autores y que en muchos casos quedan impunes, ante la atónita mirada de todos.

1919 CAPTURAS EN EL PRIMER TRIMESTRE DEL AÑO


Bermeo es y fue siempre un importante puerto pesquero; el año 1919 su flota estaba compuesta por 65 vapores con un valor estimado en 1.300.000 Ptas. (incluidos artes y pertrechos). Contaba además con 15 lanchas mayores boniteras, 25 traineras para la pesca de bajura, 32 botes de pesca de jibión, salmonete, cabras, etc. y 29 embarcaciones de diferentes tipos, llámense potines y baidekos.
Existían entonces en el pueblo, más de 50 fábricas dedicadas a la elaboración de diferentes tipos de conserva: salazón, escabeche, aceite, que se exportaban a todo el mundo, principalmente a Italia y a las Américas. Para el traslado de estos productos a Bilbao contaba el puerto con tres balandros.
Solían ser frecuentes en la época, las quejas y las manifestaciones en protesta, por la falta de seguridad del puerto, por la carencia de medios de transporte para dar salida al producto elaborado, así como por el deficiente funcionamiento de los medios de comunicación: telefonía, telegrafía (eran necesarias horas para conseguir comunicarse con el exterior).
Si salir a pescar al mar siempre ha entrañado un gran riesgo, en las condiciones de hace 90 años el riesgo aún era mucho mayor.
Para aquellos vaporcitos la situación del mar influía tanto que eran numerosos los días de mar perdidos; por ejemplo, el mes de enero solo pudieron salir a pescar besugo ocho días, concretamente el día 9 (día central de una semana perdida) la fuerza del temporal arrastró del puerto y estrelló contra las rocas el vapor Izaro-Zarra, la trainera Valentina y otras 30 embarcaciones menores y barrió los muelles sacando de las tiendas y lonjas productos y enseres.

En el mes de enero las capturas fueron, por un valor total de 94.370 Ptas.:
    40.800 Kg.    besugo    80.645 Ptas.    8 días
    409 Kg.    merluza    2.340 Ptas.    6 días
    19.600 Kg.    chicharrillo    10.580 Ptas.    3 días
    136 Kg.    congrio    448 Ptas.    2 días
    52 Kg.    mero    357 Ptas.    3 días
siendo la mayor captura de besugo: 8.000 Kg., el día 19.

En el mes de febrero las capturas fueron, por un valor total de 209.480 Ptas.:
    93.950 Kg.    besugo    199.174 Ptas.    13 días
    2.250 Kg.    verdel    2.996 Ptas.    3 días
    725 Kg.    merluza    3.045 Ptas.    9 días
    675 Kg.    bacalao    1.451 Ptas.
    238 Kg.    congrio    833 Ptas.    5 días
    210 Kg.    marrajo    414 Ptas.    2 días
    775 Kg.    boga    721 Ptas.    2 días
    20 Kg.    mero    90 Ptas.    1  día
    600 Kg.    sardina    756 Ptas.   
siendo la mayor captura de besugo: 14.000 Kg., el día 16.

En el mes de marzo solo pudieron realizarse 4 salidas al mar y las capturas fueron por un valor total de 11.090 Ptas.:
    900 Kg.    besugo    3.870 Ptas.    1  día
    40 Kg.    merluza    255 Ptas.    1  día
    6.750 Kg.    sardina    5.725 Ptas.    2 días
    1.000 Kg.    anchoa-sardina    1.240 Ptas.    1  día

El 23 de marzo fue el mejor día de “pesca” de todo el año, para el Santa Lucía. El balandro Plencia después de permanecer varios días en nuestro puerto, se hizo a la mar y fue abandonado a 3 millas a la altura del cabo Matxitxako por su tripulación, que se trasladó a un carguero que se dirigía a Gijón. El pesquero bermeano Santa Lucía acertó a pasar cerca del Plencia y observando que iba a la deriva lo remolcó a puerto. El suceso se puso en conocimiento del Ayudante de Marina, quien ordenó la descarga de la sosa caústica y los bidones de hierro que albergaba en su interior, quedando depositados en la bodega propiedad de D. Nicolás Jauregizar. Ante la reclamación por parte de los tripulantes del Santa Lucía, de la parte que legalmente les correspondía, los armadores, la empresa destinataria de la carga y la aseguradora acordaron realizar una tasación amistosa a fin de que no se demorara en el tiempo la respuesta. Se estimó en 10.000 Ptas. el valor del casco con su velamen, en 2.000 el motor, y en 23.434 la carga, o sea 35.434 Ptas. en total, de las que correspondieron 11.811 Ptas., la tercera parte, al Santa Lucía.
Rara vez ocurre, pero a veces se producen los golpes de suerte.