lunes, 14 de julio de 2014

JUAN BAUTISTA URIBARRI



Nacio el año 1881 en la Villa de Bermeo, tiene por tanto, en 1927, cuarenta y seis años de edad. Es casado y padre de cuatro hijos varones y dos hijas, y patronea el vaporcito pesquero “Mascote.  
Cuando contaba veinte años y perteneciendo como tripulante a la bonitera “Bizkaitarra” que mandaba Timoteo Astorkiza, hijo del célebre en hazañas pesqueras “Markos-Ondarru”, se hallaban en el mes de julio dedicados a la pesca del bonito a una altura de 24 millas de tierra cuando se desarrollo una fuerte galerna que hizo zozobrar a la lancha “San Jose” de Lekeitio, una de las boniteras que se encontraban a la vista. Advirtiéndolo el patrón de la “Bizkaitarra” fue a su auxilio, encontrando a los náufragos que pugnaban por sostenerse sobre la quilla de la embarcación. Largoseles una estacha que ellos asieron, sujetándola a la lancha propia, pero sin decidirse a abandonarla y lanzarse al mar por el estado imponente de las olas.
Entonces Uribarri, atándose por la cintura otro chicote se tiro a nadar y alcanzo a la embarcación naufragada; y estando amarrándola para que por la primera cuerda subieran los naufragos a bordo de la “Bizkaitarra”, se rompió la estacha que sujetaba a la “San Jose” llevando con ella a cuatro de los náufragos que la tenían asida y que fueron recogidos por la “Bizkaitarra”. Como consecuencia quedaron Uribarri y tres de los náufragos a merced de las olas sobre la quilla de la “San Jose”, que flotaba a la deriva sin enlace alguno con la lancha que les presto salvamento.
Ante esta situación, Uribarri, sin arredrarse  dio instrucciones a sus compañeros, gritándoles con potente voz: “Atzerantz egin, beste mandatik etorkozarie neureñe ta”, indicándoles que se hicieran afera para que al volver les recogieran. Mientras maniobraba al efecto la lancha “Bizkaitarra”, teniendo que dar un rodeo de casi una hora de camino apercibiese de lo que sucedía la bonitera “Joven Lazara”, patroneada por el popular Florencio, y acercándose como pudo a la naufragada, vieron con la natural sorpresa que el bermeano Uribarri se encontraba en ella. Este les pidió que le largaran una estacha buena, cogida la cual buceo en el agua y permaneciendo sumergido y bajo la embarcación consiguió amarrarla a una tosta de la “San José”. Tras esta operación, dificilísima y peligrosa, viendo que los náufragos se encontraban extenuados y que no se decidían a lanzarse al mar, los fue atando de uno en uno y enviándolos a la lancha “Joven Lazara”, cuyos tripulantes cobraban la estacha para embarcarlos a bordo. Cuando todos hubieron pasado de esta manera a la embarcación salvadora, Uribarri, sujetándose la cuerda a su cintura se lanza el ultimo al mar siendo también levantado a la “joven Lazara”. 
Reunidas después esta y la “Bizkaitarra” se hicieron a puerto; pero habían hecho una hora de camino, cuando un golpe de mar hizo naufragar a la bonitera “Bizkaitarra”, a cuyo salvamento tuvo que dedicarse una vez más nuestro héroe desde la lancha “Joven Lazara” consiguiendo, después de muchos esfuerzos recoger y salvar a trece hombres de diecisiete que llevaba a bordo la lancha naufragada, pereciendo por tanto cuatro hombres: un bermeano y tres lekeitiarras.
Uribarri reconocido por todos sus compañeros como el protagonista valeroso de esta singular hazaña, fue recompensado por la Diputación de Bizkaia con un premio en metálico, que gestiono don Sabino Arana y Goiri, diputado a la sazón y por la Sociedad de Salvamentos de Náufragos con el diploma de la medalla de plata.
A pesar de los veintiséis años transcurridos desde entonces y de que no han faltado salvamentos heroicos en nuestro mar, se recuerda aun hoy esta proeza de aquel muchacho de apenas veinte años, que puso de relieve la fortaleza y vigor de su cuerpo y la grandeza de su corazón, con la valentía y el temple de su espíritu: cualidades que el actual patrón del “Mascote” podría hacerlas patentes, si la ocasión volviese a serle propicia.


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