lunes, 1 de octubre de 2012

BERMEO

La fundación de Bermeo se pierde en la noche de los tiempos y el hecho de no existir documentos que señalen la época de su principio, podría ser debido a que en los grandes incendios que ha sufrido fueran pasto de las llamas las escrituras reales, privilegios y documentos de concesiones importantes que estaban guardados en veintuna sacas. Es por lo que los historiadores nunca han llegado a ponerse de acuerdo.

Algunos historiadores mantienen que Tubal, hombre sabio en varias materias, nieto del patriarca Noé, abandonó Armenia, su patria, a los 142 años del diluvio universal. Como consecuencia de la dispersión provocada por la confusión de lenguas, 72, en la construcción de la Torre de Babel, parece ser, que Tubal con su familia y acompañado de armenios, iberos y colonos de otras tribus, llegó a la costa vasca y fue poblando con sus gentes diversos lugares, tales como Bermeo, en donde, pareciéndoles lugar apacible, erigieron un pueblo. Les dotó de sus leyes, usos y costumbres, e incluso de su lengua que podría ser el origen del euskera.

Son variadas las historias atribuidas a la fundación de Bermeo, entre las cuales hay quien asegura haber sido el antiquísimo puerto de los Ámanos, poblado por Tubal y Arameos y repoblado por el Emperador Flavio Vespasiano, con el nombre de Flavio-Briga, en donde fundó catedral, permaneciendo los obispos hasta el año 436 de nuestra era (Historia atribuida a Auberto Hispalense).

La memoria más antigua relativa a Bermeo relata cómo en el siglo VIII, habiendo llegado al puerto de este nombre, entonces Erribero, es decir, “población caliente”, y desembarcados en él, varios corsarios con el ánimo de hacer de sus habitantes presa de su ferocidad y rapiña, los repelió con valor, siendo acaudillados los naturales por Fron hijo del Prestamero mayor de los merinos de Bizkaia. A partir de su valiente actuación, éste pasó a gobernar el pueblo. Aquí tuvo su origen la casa Apioza, uno de los cinco solares más antiguos de Bermeo. A su muerte le sucedió su hijo Tortun Fruiz y a éste, a su vez, su hijo Lope Ortiz, padre de Lope Tortun, “Jaunzuria”, primer señor de Bizkaia, que a la edad de 22 años y hallándose en su palacio de Altamira de Busturia, fue elegido por los vizcaínos como su caudillo.

En San Millán de la Cogolla se conserva la escritura más antigua relativa a Bermeo, otorgada el 16 de febrero de 1082 por D. Lope Iñiguez, “el Sabio”, VII señor de Bizkaia y su esposa Dª Tecla Díaz, con motivo de donar al monasterio de San Millán, la iglesia de San Miguel del puerto de Bermeo, cuya ubicación exacta se desconoce.

D. Lope Díaz de Haro, “Cabeza brava”, XI señor de Bizkaia, y su esposa Dª Urraca Alonso concedieron el título de Villa de Bermeo y Fuero similar al de Logroño, aunque el privilegio no está fechado, se considera fue expedido el mismo año en que falleció el citado D. Lope Díaz de Haro, hecho que se dio el 14 de noviembre de 1236, confirmado con escritura fechada el 15 de enro de 1237.

Tuvo el matrimonio ocho hijos, 6 varones, el mayor Don Diego López de Haro  que fue su sucesor en el señorío, Don Alvaro, Don Alonso, Don Lope, Don Fernando y Don Manrique. Y dos hembras Doña Mencía y Doña Berenguela. Tuvo además otro hijo, fuera del matrimonio, con Dª Teuda de Santa Galea, llamado Don Diego López de Salcedo.

El año 1227 el Papa Honorio III decretó el traslado de la sede de Calahorra a la de Santo Domingo de la Calzada, iglesias madre de Bizkaia; a su muerte, el 18 de marzo de 1227, le sucedió el Papa Gregorio IX ratificándose en lo ordenado, el 26 de agosto de 1228. D. Lope Díaz de Haro, XI señor de Bizkaia y su hijo D. Diego López de Haro se opusieron al mandato, interviniendo en los desacuerdos, expulsando de Santo Domingo de la Calzada al Obispo y Canónigos de Calahorra y apoderándose incluso de algunos de sus bienes. A esta indisciplina respondió el Obispo de Calahorra, excomulgando a D. Lope Díaz de Haro y a su hijo. Éste acudió a Roma a pedir clemencia ante el Pontífice, quien no atendió a sus deseos confirmando la excomunión.

Fue el señor de Bizkaia, persona de gran estima del rey Fernando III , el Santo, al que ayudó en las conquistas de Quesada el año 1223 y el Alcázar de Baeza, con 500 caballeros vizcaínos el 30 de noviembre de 1227. Poseía D. Diego el título de Alférez mayor, dándose el caso de que a pesar de las diferencias con la Iglesia, el rey  nunca le negó su confianza.

Confirmó a Bermeo sus fueros el rey Don Alonso, hallándose en la cerca del castillo de Unzueta de Teibar el 12 de agosto de 1227. A D. Lope Díaz de Haro, XIII señor de Bizkaia, mayordomo y alférez mayor del rey, con título de conde en Burgos, el 18 de marzo de 1285, le ampliaron los términos que le dio su abuelo, el XI señor de Bizkaia y en 1367 son nuevamente ampliados por el Conde D. Tello, XX señor de Bizkaia. Otros señores de Bizkaia y reyes de Castilla confirmaron a Bermeo sus fueros concediéndole privilegios y franquezas.

El territorio de Bermeo era muy fértil en frutas agrestes, exportándose mucha naranja, a través del mar, a puertos de la península y de Europa. Abundaban la palmera, la vid, el trigo, el maíz, la alubia, la castaña y variadas hortalizas. El limón se empleaba para la conserva del pescado. La producción de uva recolectada para la elaboración de txakoli, venía a ser del orden de 10.000 cántaras.

Ahora bien, su principal riqueza consistía en la pesca de merluza, bonito, besugo, sardina y anchoa, además del bacalao y la ballena. Disponían de 37 chalupas o lanchones que llamaban de altura, tripuladas por 17 hombres cada una y otras 37 menores para sardina. Era el puerto más importante del Cantábrico y tenía para el abrigo y defensa de sus embarcaciones, puerto cerrado con grueso muelle y dos fortines con varias piezas de artillería, uno junto a Santa María de la Atalaya y el otro en la colina de Santa Eufemia del puerto.

Era tal el respeto que se le tenía y debía a Bermeo, que en los Congresos y Juntas generales de Bizkaia, cuando hablaban los procuradores de la villa de Bermeo, los presentes solían descubrirse en señal de reverencia. Así mismo, en el siglo XIV, en las apelaciones de los pleitos, eran los alcaldes y hombres buenos de Bermeo los que tenían preferencia respecto a los del resto del Señorío, entre los cuales tenían el primer asiento y voto.

Sufrió Bermeo sucesivos incendios y a consecuencia de los mismos, como ya he mencionado al principio, se perdió el archivo parroquial y el municipal, con todos los documentos. Entre los más importantes y de los que queda constancia podemos citar uno el  8 de septiembre de 1297, otro el 20 de octubre de 1347, otro el 10 de noviembre de 1360, uno más en 1422, otro el 13 de diciembre de 1505 y otro más el 21 de marzo de 1722. Así mismo sucesos como la peste negra de 1348 que incidió notablemente en Europa y afectó también a Euskal Herria, las luchas entre bandos y la aportación de hombres a los ejércitos y a la armada, produjeron innumerables bajas en la población de Bermeo. La fundación de Bilbao, la desviación del camino de Orduña a Bermeo a favor de Bilbao en 1315, y el auge de Bilbao como villa comercial desembocan en la pérdida del título de Cabeza de Bizkaia, otorgado a Bermeo el 31 de julio de 1476 por el rey Fernando el Católico y suprimido 126 años más tarde, el 20 de agosto de 1602, por decisión del señorío ejecutorio.

Los incendios, la peste, las guerras y la pérdida de la capitalidad a favor de Bilbao y la consiguiente emigración de numerosas familias de la villa hacia la capital, fueron los principales hechos que marcaron la decadencia de Bermeo, tanto políticamente, perdiendo la fuerza de antaño, como demográficamente, la población disminuyó de 10.000 habitantes a menos de 2.000.

Estaba Bermeo rodeada de una muralla con siete puertas. Para su construcción el rey Alonso XI expidió albalá el 12 de junio de 1334, encontrándose éste en San Juan de Gaztelugatxe contra D. Juan Núñez de Lara, XVIII señor de Bizkaia, para que de la prebostada de dicha villa, diesen al Concejo, dos mil maravedíes anuales por cinco años. 
Para poder terminar de construirla, el Conde D. Tello, el año 1353, hizo gracia de la piedra que tenía el alcázar de los señores de Bizkaia. De las siete puertas únicamente se conserva la de San Juan. Le seguían la de Vacas, de Santa Bárbara, de Erremedios, de San Francisco, de San Miguel y de Errenteria. Por la puerta de Vacas, situada en lo que hoy es la calle Nekazari, solía acceder cada 29 de agosto, festividad de San Juan Degollado, la Corporación Municipal para ir, a lomos de cabalgaduras, por Arene, Burgoa, Arbaiu y San Pelayo, donde hacía un alto a fin de tomar un refrigerio ofrecido por su alcalde pedáneo y continuar hasta San Juan de Gaztelugatxe. Tras la función religiosa se pasaba a levantar acta de la toma de posesión del Peñón, de lo acontecido durante el año y del inventario de las alhajas y otros objetos de valor que poseía la iglesia. Esta labor recaía en el abad o párroco y el ermitaño-sacristán que habitaba en la hospedería. Así quedaba recogido todo en el acta, que por mandato del alcalde, redactaba el secretario municipal, firmando éstos y los testigos correspondientes, como así consta en el acta del año 1645, que es la más antigua de las que se conservan.

Mas volvamos los ojos al presente, entremos de lleno en la corriente del progreso y dedicando un cariñoso recuerdo a pasadas épocas, no escatimemos ninguno el esfuerzo para conseguir que la antigua Flavio-Briga se coloque a la altura, que por su importancia, debe tener en los albores del siglo XXI.

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