martes, 15 de abril de 2014

GURE ITSASGIZON ZUZENAK

Kosme Ibarluzea Etxebarria, nació en Bermeo el 27 de septiembre de 1885. Fueron sus padres Ciriaco y Asunción, fue Kosme el quinto hijo del matrimonio.


A los doce años comenzó a dedicarse a las faenas de la pesca, tripulando el “Potin” que patroneaba su padre. A los diecinueve años patroneaba ya una bonitera. Cuando apenas contaba esta edad se hallaban un día varias embarcaciones formando “compañías”, dedicadas a la pesca del bonito a cuarenta millas de puerto. Cada “compañía” destaca por la noche una lancha a puerto con la pesca de todos. A las nueve aproximadamente se ocupaban todas las embarcaciones de la “compañía” a la que pertenecía Kosme en depositar el pescado en la patroneada por Genaro Gametxo para que lo llevase a Bermeo. Cuando se hallaban dedicados a esta faena se cayó al mar un niño de nueve años al que los tripulantes de la lancha a la que pertenecía no pudieron salvar por el fuerte Norte que reinaba. Kosme, sin tener siquiera la precaución de amarrarse un chicote, se arrojo al mar y asió al niño; pero no pudo volver a su embarcación porque el fuerte viento la alejaba y seguramente hubieran perecido ambos si no hubiese cruzado por aquel lugar la lancha de Genaro Gametxo que les acogió. Por este salvamento se le concedo la medalla de Salvamento de Náufragos, y el Rey, que visito por entonces Bermeo, le entrego un donativo de mil pesetas.

Tomo parte con Lorenzo Ibarra en el salvamento de los náufragos del “María Carrasco” y como a todos los que intervinieron en aquel, le concedieron la cruz de plata del Merito Naval, pensionada con 2,50 pesetas mensuales.

El 20 de Diciembre de 1922 se hallaban a las cuatro de la madrugada, con su vaporcito, en la bahía esperando la señal de los alcaldes de mar o “señeros” para hacer rumbo a las calas y oyó prolongados toques de sirena, señal de que algo anormal estaba ocurriendo. Puso proa al puerto, notando que los demás vaporcitos salían, haciendo sonar la sirena, pero sin detenerse. El patrón del “Anacleto”, al pasar, le dijo que llevaba un naufrago, porque el “Santa Águeda” había zozobrado en la barra y los demás tripulantes habían perecido ahogados. Los demás patrones de los otros barcos, eludían ir en socorro del buque naufragado por el peligro que corrían. Kosme, sin vacilar, hizo rumbo al lugar del accidente. A causa de la oscuridad no podía divisar a los náufragos, y solo podía guiarse por los gritos, pero corría el riesgo de que la corriente empujara a su barco contra el acantilado. Dirigiéndose a sus tripulantes, les dijo que si todos le obedecían estaba dispuesto a salvar a los náufragos del “Santa Águeda” y para estar prevenidos para cualquier eventualidad, les ordeno se despojaran de las ropas de agua. Gracias a una habilísima y peligrosa maniobra, consiguió recoger a cuatro de los náufragos. Como no oyera más voces de auxilio, hizo proa a la mar y consiguió salvar a otros dos que se hallaban estimadísimos.

Como aun faltaban algunos de los tripulantes del “Santa Agueda” (fue esta la embarcación de nuestro aitxitxe Juan Blas Begoña, patroneada por su yerno Alfonso Astoreka, en el accidente perecieron aitxitxe y otro dos tripulantes). Kosme recorrió aquellos alrededores en todas direcciones preguntando Inor gehiago badago? (¿Hay alguien más?), volviendo a puerto al ver que nadie respondía.

En aquel naufragio perecieron tres arrantzales, y como el accidente se había producido en la barra a la salida del puerto, en la zona del Alfa, a causa de las mala condiciones de esta y sin temporal, las tripulaciones de todos los pesqueros puestos de acuerdo, se dirigieron con sus embarcaciones a Bilbao donde atracaron y luego en manifestación se dirigieron sus tripulantes por las calles de la Villa al gobierno civil a protestar contra el abandono en que se tenía al puerto de Bermeo, y cómo esto había sido causa de que con tiempo de relativa calma naufragara una embarcación en la barra, sin que fuera posible prestarle auxilio sino con gran exposición de las vidas de quienes lo intentaron. También fueron a la Diputación para exponer sus quejas por este estado de las cosas.

Kosme Ibarluzea, que llego más tarde al puerto, se dirigió también por tierra a Bilbao formando entre los manifestantes. 

El presidente de la Diputación solicito del Gobierno, en esta ocasión alguna distinción para Ibarluzea por su heroico salvamento; pero tan legitima demanda no hallo eco y quedo sin respuesta. El ayuntamiento de Bermeo, en cambio, decidió honrar a su heroico hijo dando su nombre a una calle. Desde entonces la plazuela que se llamo Nuestra Señora de la Guerra, se llama Plazuela de Kosme Ibarluzea.

Bien ganado tiene Kosme este honroso homenaje que le tributaba el pueblo vinculando a su apellido una de las calles de la villa.

Los hombres modestos merecen también ser ensalzados cuando se hacen dignos de ello, como Ibarluzea.


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